La doble limpieza facial es una técnica de origen asiático que se ha convertido en el primer paso fundamental para una piel realmente limpia y saludable. Consiste en limpiar el rostro en dos etapas: primero con un producto oleoso que disuelve el maquillaje, protector solar y el exceso de grasa; y luego con un limpiador acuoso que elimina impurezas más profundas como polvo, sudor y residuos del ambiente.